domingo, 26 de julio de 2020

La cruda realidad de ser una mama de una niña especial




No voy a tratar de agradar, ni siquiera busco comprensión ni aprobación. Esto es solamente para mi y para mi crecimiento personal y proceso de vida.

Milena ya tiene 10 años y medio. Su avance ha sido realmente nulo, las esperanzas que en algún momento cruzaron por mi mente están pérdidas hace tiempo.

Una niña que debió haber sido perfecta, perdió completamente su vida al nacer, porque Dios así lo quiso, y aunque no puedo entender a ese Dios que permite estas cosas, todos sabemos que las cosas malas también le pasan a las personas buenas.

Vivir con una niña como Milena no es tener un bebé por siempre. Eso sería lindo, aunque también cansaría bastante. Vivir con ella es como tener a un viejito enfermo en sus últimos meses de vida, con la diferencia de que su cuerpo y su energía no están tan agotados y por eso puede permanecer muchos años mas así.

Es desesperante no ver ningún avance, no ver que si vida y su existencia se dirija hacia una evolución o un crecimiento. Al final terminas pensando que si ella está aquí en este plano es para los demás. Para enseñarle algo a los demás. En este caso será a mi. Lo que me hace sentir aún mas culpable cada día, porque siento que su sufrimiento en este plano es mientras yo aprendo lo que no se que tengo que aprender. Y le pido perdón infinito a ese cuierpo y esa alma que permanecen aquí solo para mi crecimiento.

Es muy dificil ser el único responsable de una existencia así. Lo único que pido es que una existencia superior a mi me ayude a no desfallecer.